Un mito científico
En 1993, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin describieron que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos de la sonata para dos pianos en re mayor K.448 (véase catálogo Köchel) tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. Este efecto duraba unos 10 minutos. Fue publicado en 1993, en la revista Nature. Se intentó repetir estos experimentos y nunca se llegó al mismo resultado.
La influencia de la música de W. A. Mozart en el cerebro según algunos investigadores radica en los patrones y el cronometraje. El presunto efecto Mozart también se utiliza para designar los efectos de la música sobre el comportamiento humano, indistintamente de su género. Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto Mozart, la música sinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el análisis. Todo esto que hace la música se debe a las ppm (pulsaciones por minuto) que tiene en especial la música de Mozart, ya que cambian el estado del cerebro y lo hacen más receptivo. Se ha comprobado que la música de este genio activan la corteza auditiva y zonas asociadas con la emoción, también logra activar áreas del cerebro vinculadas con la coordinación motora fina, la visión y procesos superiores del pensamiento. Un estudio publicado por el Ministerio alemán de investigación y un metaanálisis de toda la literatura científica relacionada con música e inteligencia, concluye que "escuchar pasivamente la música de Mozart - o cualquier otro tipo de música del agrado de uno - no hace a una persona más inteligente. Pero otros estudios deben estar listos para comprobar que cualquier curso de música puede incrementar considerablemente el cociente intelectual de un niño.
En 1993, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin describieron que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos de la sonata para dos pianos en re mayor K.448 (véase catálogo Köchel) tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. Este efecto duraba unos 10 minutos. Fue publicado en 1993, en la revista Nature. Se intentó repetir estos experimentos y nunca se llegó al mismo resultado.
La influencia de la música de W. A. Mozart en el cerebro según algunos investigadores radica en los patrones y el cronometraje. El presunto efecto Mozart también se utiliza para designar los efectos de la música sobre el comportamiento humano, indistintamente de su género. Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto Mozart, la música sinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el análisis. Todo esto que hace la música se debe a las ppm (pulsaciones por minuto) que tiene en especial la música de Mozart, ya que cambian el estado del cerebro y lo hacen más receptivo. Se ha comprobado que la música de este genio activan la corteza auditiva y zonas asociadas con la emoción, también logra activar áreas del cerebro vinculadas con la coordinación motora fina, la visión y procesos superiores del pensamiento. Un estudio publicado por el Ministerio alemán de investigación y un metaanálisis de toda la literatura científica relacionada con música e inteligencia, concluye que "escuchar pasivamente la música de Mozart - o cualquier otro tipo de música del agrado de uno - no hace a una persona más inteligente. Pero otros estudios deben estar listos para comprobar que cualquier curso de música puede incrementar considerablemente el cociente intelectual de un niño.
0 comentarios:
Publicar un comentario