Jugar y jugar

| jueves, 5 de enero de 2012




El juego es útil y es necesario para el desarrollo del niño en la medida en que éste es el protagonista.
La importancia de la utilidad del juego puede llevar a los adultos a robar el protagonismo al niño, a querer dirigir el juego. La intervención del adulto en los juegos infantiles debe consistir en: 
Facilitar las condiciones que permitan el juego. 
Estar a disposición del niño 
No dirigir ni imponer el juego. El juego dirigido no cumple con las características de juego, aunque el niño puede acabar haciéndolo suyo. 
Jugando con bolas de colores. El juego permite al niño: 
Que se mantenga diferenciado de las exigencias y limitaciones de la realidad externa. 
Explorar el mundo de los mayores sin estar ellos presentes. 
Interactuar con sus iguales.
Funcionar de forma autónoma. 
El juego siempre hace referencia implícita o explícita a las relaciones entre infancia, diversión y educación.

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