STEFANO BUCCI. Corriere della Sera

MILAN.- Un genio enfermo. Tal es el diagnóstico de Miguel Angel Buonarroti (1471-1564), el maestro de la Capilla Sixtina y de La Piedad. Lo aseguran dos investigadores anglosajones, el doctor Muhammad Arshad del Whiston Hospital de Prescott y el doctor Michael Fitzgerald del Trinity College de Dublín.

En un estudio publicado por ambos en el último número del Journal of Medical Biography, lanzan la hipótesis de que Miguel Angel habría sido víctima del llamado síndrome de Asperger, una forma especial de autismo vinculada con la genialidad y que, según los citados doctores, representaría «un caso ejemplar de funcionalidad extrema del cerebro masculino».

Sin embargo, la hipótesis ha sido inmediatamente descalificada por expertos en arte (no en medicina), como James Hall, autor de Miguel Angel y la reinvención del cuerpo humano. ¿El motivo? «La genialidad de Miguel Angel -afirma Hall- duró más de 80 años y siempre se presentó de una forma sumamente articulada, pasando con facilidad de la pintura a la escultura para llegar hasta la poesía».

Pero el principal escollo de la hipótesis de Arshad y Fitzgerald podría ser el hecho de que el propio Fitzgerald, en su libro titulado Autismo y creatividad (editado por Brunner Routledge) ya había diagnosticado esta específica forma de autismo en Newton, Einstein, Sócrates, Darwin y (de una forma menos grave) en Wittgenstein, Yeats, Lewis Carroll, el arquitecto Nash y el matemático Ramanujan.En definitiva, demasiados nombres y demasiado célebres para que la teoría resulte muy creíble.

En cualquier caso, para avalar su hipótesis, los dos doctores acuden al comportamiento de Miguel Angel. Un comportamiento egocéntrico, hipersensible, con poco sentido común, caracterizado por decisiones inoportunas en diversos contextos sociales. Por ejemplo, la frialdad demostrada por el genio italiano en el funeral de su hermano. También aducen que, detrás de estas «maneras», típicas del síndrome de Asperger (que afectaría especialmente a las personas con una inteligencia superior a la media), se esconde la capacidad de encontrar ideas excepcionales y originales, así como una marcada propensión al diseño, a la música y a las matemáticas. Además, las personas que sufren esta forma de autismo tendrían «tendencia a ser pedantes, a cultivar intereses bastante circunscritos, a sentirse a menudo incomprendidos y desgraciados y a manifestar profundos instintos suicidas». A la misma enfermedad le sería imputable «su capacidad para realizar cientos de dibujos en poco tiempo».

http://www.elmundo.es/papel/2004/06/03/ciencia/1645686.html