Einstein y Schnabel
Al respecto me parece muy divertida e interesante una anécdota que el mismo Alfred Einstein, quien era un experto en Mozart, cuenta de un encuentro entre Albert, Alfred y Schnabel.
Alfred Einstein vino a Princeton para un seminario semanal de Mozart. Una tarde fue huésped invitado por su primo Albert Einstein quien era un aficionado al violín, y aunque poseía una técnica aceptable, carecía del sentido del ritmo musical. Un día ensayando un trío de Mozart con su gran amigo y pianista, Arthur Schnabel, este interrumpió el ensayo y lo regañó: “A cada momento pierdes el compás.
Tienes que contar: uno, dos, tres, cuatro. A ver vamos a probar de nuevo”. Continuaron tocando, haciendo Schnabel grandes esfuerzos por seguirlo, hasta que al fin, desesperado, dio un manotazo sobre el piano, exclamando: “Contigo, es inútil. Es una lástima que no sepas contar hasta cuatro”.
Al respecto me parece muy divertida e interesante una anécdota que el mismo Alfred Einstein, quien era un experto en Mozart, cuenta de un encuentro entre Albert, Alfred y Schnabel.
Alfred Einstein vino a Princeton para un seminario semanal de Mozart. Una tarde fue huésped invitado por su primo Albert Einstein quien era un aficionado al violín, y aunque poseía una técnica aceptable, carecía del sentido del ritmo musical. Un día ensayando un trío de Mozart con su gran amigo y pianista, Arthur Schnabel, este interrumpió el ensayo y lo regañó: “A cada momento pierdes el compás.
Tienes que contar: uno, dos, tres, cuatro. A ver vamos a probar de nuevo”. Continuaron tocando, haciendo Schnabel grandes esfuerzos por seguirlo, hasta que al fin, desesperado, dio un manotazo sobre el piano, exclamando: “Contigo, es inútil. Es una lástima que no sepas contar hasta cuatro”.
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